Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

jueves, 19 de agosto de 2010

CASTILLO D´ACHER (2.390)

(Anterior)

UNA MORADA INEXPUGNABLE

FICHA TÉCNICA-
Día: 19 de agosto.
Integrantes: Lourdes, Nieves, Chus, Diego y Julián.
Tiempo estimado: 5 horas y 40 minutos (Subida 3.40)
Distancia: 9 kilómetros.
Desnivel: 1.260 metros. 
Dificultad: Media.




RUTA:
Partimos desde la Selva de Oza. Es el último día en los Pirineos y no queremos partir sin despedirnos de una cima que hemos estado viendo durante todos los días desde distintos ángulos. Es una de las montañas más sobresalientes del pirineo occidental  por su característica cumbre de “sinclinal colgado” con forma de mariposa o castillo inexpugnable. 
Desde el pueblo de Siresa nos dirigimos hasta la Selva de Oza. Tras cruzar el puente de acceso al camping, a mano derecha, tomamos una senda marcada por un cartel, hasta alcanzar una pista de gravilla que atravesamos antes de acceder a un sendero que circula por un bosque de hayas, abetos y pino albar. El camino es bueno hasta que salimos del bosque (1.600 metros). La pendiente se hace mayor hasta que llegamos a un raso de hierba donde hay una fuente y se encuentra el refugio forestal d'Acher. 
El sendero va girando hacia la izquierda hasta llegar a un valle kárstico colgado donde se puede apreciar un auténtico laberinto de grietas y dolinas, que dibujan un paisaje de lo más curioso con colores rojizos. A 2.270 metros se alcanza el valle colgado y se va bordeando por el sureste por una senda muy marcada. 
Desde su cima se puede ver desde el Bisaurín a la Peña Forca, el Chipeta o el Rincón de Alano. El lugar es paradisiaco, pero apenas tenemos tiempo para comernos un bocadillo ya que el cielo se va oscureciendo y la tormenta avanza en el horizonte. La bajada la hacemos muy rápida por el mismo sitio, los truenos y rayos nos hacen descender con prisa. Mirando hacia atrás destaca los tonos rojos, verdes y blanco de caliza de la montaña. Ya en el bosque comienza a llover, alguno de los integrantes de la expedición sufre algún pequeño resbalón, pero llegamos al coche sin apenas mojarnos gracias a los chubasqueros. Hacemos tiempo en una pequeña borda donde alguien ha dejado el fuego encendido. Nos sirve para secar los paraguas y chubasqueros. 
Es el punto y final a las rutas por el Pirineo. Un buen colofón y el año que viene más y mejor.









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