Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 15 de marzo de 2014

SIERRA DE BÉRNIA (1.129 m.)

CIRCULAR  DE SUR A NORTE POR LA SIERRA DE BERNIA


FICHA TÉCNICA-
DÍA: 15/03/2014
PARTICIPANTES: Patro, Vicente y Julián.
TIEMPO ESTIMADO: 8 horas.
DISTANCIA: 15 km.
DIFICULTAD:Alta .
PR CV 7
WIKILOC: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6345273
COMO LLEGAR: Autopista AP-7 dirección Valencia. Salimos en la número 64 (Altea-Calpe). Seguimos por la CV-755 que une Callosa y las Fuentes del Algar. A un kilómetro del último semáforo de Altea la Vella, y poco antes de alcanzar el punto kilométrico 19, giramos hacia la derecha. En la izquierda existe un cartel que indica la Zona Recreativa de Bérnia. Avanzamos por la estrecha carretera hasta llegar a la zona de barbacoas.

ITINERARIO:
FONT DE LA BARCA Y BARBACOAS - ERMITA DEL VICARIO - FONT DE ROSTOLL -COLLADO DE PINOS - CUEVA DE L'ARC - FORAT - CRESTERA DE BERNIA - CIMA - FORT DE BERNIA - FONT DEL RUNAR - FONT DE BARCA Y BARBACOAS.


La sierra de Bernia, de nueve kilómetros de longitud, es perpendicular al Mediterráneo,de orientación NW-SE, cae en picado por el agreste Morro de Toix y forma parte del Prebético meridional de la cordillera Bética. 
Bernia,  es una sierra compartida por Altea, Callosa d'En Sarriá, Calpe, Benissa y Xaló y que, como la columna vertebral de un gigante mitológico, divide las Marinas en Alta y Baja. La afilada crestería mantiene un rumbo constante y en ella contrasta la sencillez de su forma con su complejidad geológica.
Sus impresionantes acantilados y desfiladeros, como el del Mascarat, así como sus escarpados y agresivos picos revelan la juventud de la sierra y le dan imagen de alta montaña. La cortadura transversal del Mascarat una de las zonas más espectaculares, con más de 300 metros de hendidura vertical desgaja la sierra hasta el mar.
Aunque escasas, las lluvias han tejido en las faldas y los acantilados de la sierra de Bernia un tapiz de espliego, lavándulas y romero que rodean carrascas, pinos carrascos, algún ejemplar de tejo y arce y  un valioso catálogo de matorral que sorprende por su diversidad, espesura y policromía, sobre todo en su vertiente norte, más sombría.
En la crestería de la sierra y en otras zonas cercanas también crece con fuerza el palmito Chamareops humilis, conocido en la Marina como margalló y que es la única palmera que de forma autóctona se presenta en el continente europeo, en la vertiente sur o solana de la sierra.
Bernia ha estado sometida desde tiempos inmemoriales a una intensa actividad humana y esa presencia ha dejado huellas por toda la sierra de que fue una belicosa frontera, esconde también mágicas y antiguas leyendas de la época en la que árabes y cristianos batallaban por controlar esas tierras. 
El Fort de Bernia es, precisamente_ una de esas huellas humanas. La fortaleza, construida en 1562 por el ingeniero, italiano Giovanni Battista Antonelli por orden de Felipe II para vigilar la costa y evitar los ataques de los piratas berberiscos, no cumplió las expectativas para las que fue construido y estuvo operativo tan solo cincuenta años. En 1612, un decreto real mandó la demolición para evitar que bandoleros y maleantes lo utilizaran como abrigo.
En los siglos XVIII y XIX, incluso ya entrado el siglo XX, en Bernia se refugiaban legendarios bandoleros. De uno ellos recibió el nombre el más grande de los desfiladeros de Bernia: el Mascarat. Cuenta la leyenda que durante años un enmascarado asaltaba a los viajeros poderosos para favorecer a los pobres. Nadie supo nunca a ciencia cierta quien era, pero hubo quien se atrevió a asegurar que se trataba de un joven de la Vall de Laguar que desapareció sin dejar huella años antes y cuyo cuerpo sin vida, vestido de negro y encapuchado, apareció en la puerta de la casa que le vió nacer. Cuando los vecinos le quitaron la máscara vieron horrorizados un rostro, antaño bello, desfigurado por la terrible lepra.




RUTA:
Aparcamos en la Font de la Barca, donde hay una zona recreativa con barbacoas. Son muchas veces las que hemos recorrido Bernia, pero en esta ocasión diseñamos una nueva ruta con nuevos atractivos. Nuestra intención no es otra que la de pasar a la otra parte por el Collado de Altea en vez de por el Forat, para, a continuación realizar dos trepadas más antes de llegar al Portixol. Todo un reto. 
Como novedad, iniciamos la ruta bajando. No suele ser habitual. Cogemos la PR-CV 7, que sube desde Altea la Vella, hasta pasar por la primera casa de campo, a partir de la cual comienza la subida que nos lleva hasta el denominado Pinar de Calses. Luego nos daremos cuenta que esa pequeña bajada se puede evitar si continuamos una pista de tierra que sale a la derecha de los citados paelleros. De todas formas, la diferencia es escasa y nos podemos deleitar con el paisaje que está delante, el mar Mediterráneo al fondo y la "w" o Portixol a nuestra izquierda. Vamos por un camino de tierra que se nota que han desbrozado hace pocos días. Avanzamos  por debajo del PR CV 7 que da la vuelta por el Forat.

Pasamos al lado de una casa y la ermita del Vicario, en ruinas, antes de llegar a la Font de Rostoll, que se encuentra a la derecha y que casi pasamos sin ver. Está formada por una pileta a modo de abrevadero. Las vista son impresionantes. Tras llegar a una nueva edificación, que dejamos a la derecha, nos adentramos en una senda, que acaba de ser roturada, que nos lleva en la dirección correcta, aunque fuera de la que teníamos en el GPS. Supongo que la han arreglado para alguna carrera de montaña. Poco a poco nos acercamos a las paredes. 



Vamos subiendo hacia el Collado de Pinós (750 metros), en el que termina la crestería de Bernia, desde donde tenemos unas espectaculares vistas a la Oltá y al Peñón de Ifach. Impresionante. Una parada para contemplar el paisaje es obligatoria.


Tras girar a la izquierda para adentrarnos en la vertiente norte, a la umbría,  observamos toda la sucesión de moles rocosas que conforman esta sierra, un rosario de infinitos peñascos, erguidos, puntiagudos....
Continuamos por el sendero que a ratos sube, otros desciende un poco, (No seguir el camino hacia abajo), siempre bastante cerca de los paredones de la sierra y sin perder altura mientras un rebaño de ovejas y cabras nos observan. Son listos estos animales a la hora de elegir el lugar de residencia. 


En poco tiempo llegamos a un arco natural de piedra, que queda a unos 100 metros de la senda que traemos y que luego hay que retomar. Antes de acceder a esa zona debemos superar un farallón rocoso. Subimos para ver la Cova de l'Arc y la inmensa cavidad de roca,  una cuerda nos ayuda en la trepada hasta su base. Ver el paraje desde dentro resulta reconfortante. El lugar es precioso. 

Después de sacar infinidad de fotos, salimos de la cueva, volvemos a la senda que traíamos y proseguimos hacia la izquierda por debajo de las peñas pasando junto a un centenario tejo, de un verde oscuro. La senda prosigue por la umbría hacia el oeste. Hay que estar atentos al avance desde esta zona, señalizada con mojones. Al lado del tejo existe una oquedad, junto a una elevada hiedra, donde según cuenta la leyenda estuvo apresada la Reina Mora.
En poco tiempo estamos en la puerta de entrada del Forat. Hoy no vamos a atravesarlo, pero paramos para hacer un par de fotos, siempre es interesante detenerse a observar esta maravilla. 

Y aprovechamos para tomarnos un pequeño tentempie para recuperar fuerzas, porque queda por delante lo más complicado, ascender al cordal del Bernia. 
Nos cruzamos con gente que está realizando la ruta tradicional. 

Seguidamente, nos unimos al PR CV 7 un rato, en dirección a las Casas de Bernia, por el sombrío se camina muy bien. Poco después nos vamos alejando de las paredes hasta encontrar un espacio abierto con pedreras. No existen mojones, pero el GPS nos indica que ese es el camino a seguir. 

Enseguida nos encontramos con trazos de sendas e hitos que confirman que vamos por el buen camino, hacia las murallas rocosas de nuevo. La subida es exigente y en forma de zig zag. Hay que escorarse primero a la izquierda y, seguidamente, a la derecha, hasta llegar a las paredes del Bernia. La senda está señalizada con pintura roja, pero hay que estar atentos.

Mientras recogemos los bastones, colgándolos de las mochilas, y nos preparamos para realizar la primera trepada, dos montañeros aparecen desde la izquierda ataviados con cuerdas y cascos. Llegan de crestear toda la sierra desde la izquierda, pasando por encima del Forat, pero nuestro paso no parece ser tan complicado. Los puntos rojos nos van llevando por callejones de roca y tramos kársticos donde nos encontramos con algunas cadenas y una larga cuerda para superar los pasos expuestos. No existe ningún problema.

Es la primera vez que transitamos por esta zona. Para el destrepe también nos ayudamos de una cuerda y casi sin enterarnos llegamos a la base de las paredes puntiagudas que diseñan el centro de la "W"del Portixol. En este sitio nos encontramos con un grupo de extranjeros que desean avanzar por la parte más complicada y les recomendamos que regresen al camino que va del Fuerte al Forat. Van con zapatillas y sin saber apenas español. Unos locos. Pasan pocas cosas.

A partir de ese momento, seguimos nuestra ruta hacia la cima de Bernia. Ya la hemos andado en otras excursiones, pero en sentido contrario, y son más sencillos en la dirección que llevamos hoy. Parecen paredes complicadas, pero es cuestión de ir poco a poco y sin prisas. Existen agarres en todas las partes. Pronto abandonamos la espectacular arista para salir a una loma bastante ancha desde donde vemos ya el Pico de Bernia del que nos separan unos 500 metros de longitud. Hacia atrás toda la cresta que llevamos realizada. Paramos a comer porque ya es hora y llegar a la cima exige un esfuerzo. 
Tras brindar por la gran ruta que estamos realizando retomamos el camino, mientras un grupo de cuervos nos observan.

Llegamos al punto más alto de la sierra, el Pico Bérnia de 1.129 metros de altitud, las vistas son maravillosas, pero hay una leve neblina que ha subido de la costa, y aprovechamos para sacar fotos y admirar el paisaje. Por la cara Norte observamos el afilado serrucho del Ferrer, hacia el Este toda la crestería abrupta del Bérnia y al fondo la Oltà, el Peñón de Ifach y el mar Mediterráneo.

Tras hacer las fotos de rigor seguimos en dirección Oeste, continuando la cresta que ahora se torna más rocosa. Un tramo con cuerda y otro con una cadena nos permite descender alguna chimenea para continuar nuestro camino siguiendo los eternos puntos rojos.

El descenso por la arista oeste, un sendero nos guía bien entre cortados y desplomes, hay que utilizar de nuevo las manos, unos cuantos destrepes se suceden acercándonos en su base hasta una incómoda pedrera. Que nos conduce hasta las ruinas del Fort de Bérnia, magnífico mirador a la Marina Baja, a los colosos, Puig Campana, Ponoch, Cabal, Aitana.... y al mar Mediterráneo.
Está curiosa fortificación fue construida en 1560 por Felipe II para prevenir la revuelta morisca y para controlar el acceso al Golfo de Valencia por flotas bereberes.
Aquí tomamos el PR CV 7 que nos lleva por la Font del Runar hasta el comienzo de la ruta en la Font de la Barca. Una excursión para no olvidar en mucho tiempo. Made in Pirineo en el corazón de Alicante. 

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