Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

PETRER, ALTO DEL CABALLO (935 m.) y CASCADAS EN LA RAMBLA DE LA PUÇA


SORPRENDENTE BARRANCO DE LA PUÇA


FICHA TÉCNICA-
Día: 11/11/2015
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 4 horas y media.
Distancia: 15 km.
Dificultad: Media-Baja
Como llegar: Por la Autovía de Alicante-Madrid, tomando la salida “Petrer-Centro Comercial”. Nada más dejar la autovía, con un giro a la izquierda pasamos bajo un puente. En la primera rotonda salir hacia el centro comercial y aparcar.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=11365613
 

ITINERARIO:
Petrer, centro comercial - Puente - Llano de los Caracoles - Caballo - Collado de Cárdenes - PR CV - Casa de Feli - Lloma de Dalt - Lloma de Baix - Molí Ganxo o de la Reja - Rambla de la Puça - Cascada 1 - Molí de Ponça- Molí del Salt - Cascada 2 - Molí de la Pólvora - Cascada 3 - Molí del Turco - Molí del Pinxe - Canal de Ferro- Assut - Cuevas del río - L'Algoleja - Petrer
 



La ciudad de Petrer se encuentra situada al oeste de la provincia de Alicante y limita al Norte con la ciudad de Sax, al Sur con Novelda, al Oeste con Salinas, Monóvar y Elda. Su territorio está enclavado en el curso medio del río Vinalopó.
Se encuentra limitada por conjuntos montañosos pertenecientes a los sistemas béticos en los que predomina por su cercanía la Sierra del Caballo, la de Camara, la Torreta-Monastil, al Norte; sierras de las Pedrizas y de la Umbría, al Oeste; sierra del Cid, al Este; y el monte de Bateig, al Sur.




La Sierra del Caballo situada a sus espaldas. Podría decírse “de segundo orden”, ya que no supera los 1.000 metros de altitud. Sin embargo, esta falta de alzada se compensa de sobra con las magníficas vistas que ofrece, posiblemente de las mejores de toda la zona.
Se disfruta de las vistas: al Sureste, la Sierra del Cid, indescriptible. Más hacia el Noreste, al fondo, asoma también el pico del Maigmó (1.296 metros) y toda la Crestería del Fraile, coronada por el Despeñador. Siguiendo hacia el Norte vemos la sierra de Castalla. Si vamos girando hacia el Oeste, vemos el collado de la Casa Castalla, la Solana del Bubo (Les Fermoses) y la Sierra de l'Argueña, con la Replana.
Desde el punto geodésico que nos marcará la cima, tenemos una preciosa vista de Elda, Petrer, Sax, Villena....Sorprende.




RUTA:

Viniendo por la autovía ya tenemos la primera vista de nuestro objetivo del día, subir a la Sierra del Caballo.
En el aparcamiento del área comercial nos calzamos las botas, nos abrigamos un poco y salimos cruzando el carretil por el que hemos llegado. Atravesamos la autovía por debajo, por un puente, hasta el comienzo de la carretera que sube en dirección al Xorret de Catí.

Pero nada mas salir del puente giramos a la izquierda y, a 50 metros, encontraremos el ecoparque de Cuatrovientos, donde giramos de nuevo a la derecha para subir por un camino que nos aproxima a la falda de la Sierra del Caballo.

Al principio vamos por asfalto, pero pronto se convertirá en una pista de tierra que nos llevará a atravesar una zona de pequeñas casas de campo. 
Seguimos rectos y, tras pasar las viviendas, encontraremos a la derecha dos grandes mojones de piedra al lado de un gran algarrobo. Ahí comienza la senda de subida a la Sierra del Caballo.  
Hemos torcido justo a punto de tropezar con dos paseantes con sendos perrazos. Los llevaban atados, pero es un alivio no estar muy cerca de ellos y evitarlos.
La primera parada es para  quitarnos la ropa. La temperatura es fabulosa, pero dado el desnivel que debemos salvar para llegar al vértice geodésico es recomendable no sudar.
Empezaremos el ascenso por una bonita senda con piedra suelta, que con abundantes cairns va guiándonos por donde subir en zigzags, para no hacer campos a través rectos y no estropearla.
Como se sube serpenteando no supone un nivel muy exigente, y todo lo marca el ritmo.
Vamos teniendo vistas a todo el valle, y nos paramos varias veces a disfrutar del entorno y a intentar conocer las sierras en las que ya hemos estado. Vemos la Sierra Cabrera. Desde este punto no tiene el perfil tan rocoso del que se aprecia cuando vienes por la autovía.
Se ven pequeñas chimeneas de humo blanco de hogueras en medio del campo, que no se elevan muy alto. Hacia el frente vemos un pequeño espolón rocoso que evitamos con varias curvas.
Conforme vamos ganando altura disfrutaremos de una preciosa vista del valle del Vinalopo, los pueblos de Petrer, Elda, las sierras de Cámara, L'Umbria, Cabrera, y más al fondo Salinas.

Tras una cómoda ascensión llegaremos al llamado Llano de los Caracoles. En la bifurcación una pista forestal cruzará la senda que traemos. La atravesamos yendo rectos para continuar por la senda. Este trozo de senda discurre por una zona de umbría entre los pinos y nos sacará hasta una zona con matorral bajo donde tenemos vistas fabulosas a la sierra del Cid. Impagables.
De frente, el promontorio rocoso en el cual está la cota más alta de la sierra, el alto del Caballo.Un último esfuerzo y por un suelo muy diferente, totalmente rocoso, nos encaramamos hasta ver el vértice geodésico del Caballo. Con sus 935 metros de altitud se puede pensar que es de segunda fila, pero nada más lejos de la realidad. Las panorámicas son de primera, espectaculares. Entre el Cid y el Maigmó, y muy al fondo, distinguimos una capa fina de neblina que invade hoy los valles del Medio y Bajo Vinalopó. Después de las fotos de la cima nos hidratamos y observamos con detenimiento las montañas que nos rodean. Hacia el Norte, la Sierra de l'Argenya, con la Replana como cota máxima; ahí está la Sierra de Castalla y vemos el barranco que sube a la casa de las Fermoses, recorrido por el GR 7.


Girando la cabeza hacia el Noreste vemos la semicircular crestería del Frare, que hemos recorrido hace poco, y todo el cordal que parte desde el Portell, que lleva por el Guisop hasta el Maigmonet y que culmina en el Maigmó.
Hacia el Sureste, la Silla del Cid se perfila sobre el cielo azul con su inconfundible silueta. 
Tenemos también vistas hacia Elda, Petrer, Sax y su castillo, sierras de Cabrera y Camara, La Umbría, y  al fondo, la Sierra de Salinas, el Carche… Creo que es una de las mejores vistas de todo el término de Petrer.
Descansamos un poco en la cima y salimos de ella en dirección a la Silla del Cid, buscando una pista forestal que vemos al fondo.
El descabalgamiento es muy sencillo y rápido. Enseguida damos con una pista forestal que entronca con este sendero. En la que tomaremos dirección recta. Es una pista ancha de tierra, que tiene huellas de neumáticos de bicicleta. 





 
Avanzamos con rapidez. El trazado es llano en casi toda la extensión del cordal de la sierra del Caballo.
Al principio tenemos un bosque de pinos de bastante buen tamaño, pero poco a poco van desapareciendo y solo queda matorral bajo formado de enebros, romeros, espartos...
Nos giramos para seguir observando el Cid, el más alto de la zona y que con su silueta inconfundible nos da unas preciosas vistas, recortado sobre el horizonte.



Seguimos el cordal avanzando con alegría, hace un día estupendo. No está muy caluroso, se nota que es el interior y la humedad no es tan excesiva como en las rutas de costa.
Un pequeño desnivel nos conduce al lado del 
Puntal de Sória, que se queda a nuestra izquierda.

Proseguimos pero solo un pequeño tramo más.Tenemos un gran hito de piedras a la derecha que nos marca el desvío a tomar.
Vemos en el mapa que por la izquierda llegamos al mismo punto por la ancha pista de tierra, pero las sendas tienen otro encanto.


Se ve que es un sendero muy andado. Vamos de frente hacia la sierra de Castalla y vemos los dos barrancos que hay a su lado. En el primero, está la Casa Castalla, en el segundo, más a la izquierda, creemos ver el Caserío de les Fermoses. A nuestro lado un espolón rocoso. 
El sendero se escora hacia la derecha y ahora nos encaminamos de frente hacia el cresterío del Frare. Estuvimos hace poco tiempo y vemos la senda que usamos en la bajada.
Algún tramo es una losa de piedra lisa, que tiene señalizado el rumbo a seguir congrandes piedras en el costado,  como si de un rosario se tratara.
Pero la dirección se sigue facilmente. Ir hacia el cresterío del Frare. Y salimos a la pista de tierra que habíamos abandonado antes.
Ahora tenemos un pequeño ascenso.
En su parte alta hay un estrecho sendero a la derecha que lleva al Alto de Cárdenes. Nosotros no vamos a visitarlo. Continuamos rectos con la sola interrupción de un ciclista que pasa a nuestro lado.
Por el bosquete de pinos vamos avanzando en descenso, la temperatura es agradable, un poco alta para ser noviembre, pero ya sabemos que es lo habitual. 
Llegamos a una pequeña fuente seca o aljub. A su lado hay un cruce a la derecha que también nos lleva al Rancho Grande, pero no es el track que llevamos.
Unos metros para llegar a un tetracruce. A la izquierda, por la falda Norte de la sierra del Caballo llegaríamos a les Cases de Villaplana. De frente, podemos ir a el caserío de las Fermosas o al Pantanet y al cresterío del Frare. Nosotros hacemos el viraje a la derecha.
Es una pista ancha de tierra con señales de PR, blanca/amarilla,
que nos llevan con vistas a la Silla del Cid.

Pasamos al lado de unas casas rurales, entre ellas, la denominada Casa Feli. 
Continuando, dejamos, un poco a la derecha, Rancho Grande. 

Y la pista se convierte en un carretil asfaltado el cual abandonamos en un giro a la izquierda,  para convertirse de nuevo en pista de tierra. Pasamos al lado de la Casa Lloma Dalt, después, la Lloma Baix nos lleva por campos de cultivo de almendros, nogales, olivos...



Los últimos metros de camino antes de salir a la carretera que une Petrer con Castalla, CV 837, transitamos paralelos a ella. Hasta que con una pequeña rampa enlazamos con ella a la altura del Molí de la Reja o Molí Ganxo, hoy convertido en mesón-restaurante. .

Solo unos metros por la carretera y enseguida vemos un hito de piedras, a la izquierda, que tomamos para introducirnos en la Rambla de la Puça. Barranco que nace desde la parte posterior del cresterío del Frare.

Pero donde más agua vemos son unos metros más adelante de entrar en el cauce. Una "cascada" que viene por nuestra derecha. Ha atravesado la carretera por medio de un canal y cae con fuerza a la rambla originando el río que ahora vamos bordeando.

Nos detenemos al ver la cantidad de vegetación que crecido a su vera, típica de zonas con agua. Unos grandes y floridos juncos ocupan casi toda la rambla dando un tono de color a ésta.

Llegados hasta el rincón nos toca vadear el riachuelo. El suelo de su cauce está formado por una gran losa de piedra que permite que el agua no se pierda ni se filtre.
Continuamos hacia abajo, en la dirección de la corriente, y tenemos los restos del Molí de Ponça, perfectamente integrado en el entorno como si formara parte de la vivienda rehabilitada a su lado.
Desde su costado llegamos a una pequeña explanada donde se conserva una llave de paso para el riego. Y se abre ante nuestros ojos un profundo barranco formado por la erosión durante miles de años. Y se oye el rumor de la caída de agua.
Descendemos por el lateral izquierdo y tenemos al lado los restos de otro molino, el del Salt. Está en ruinas, pero el tamaño del muro que se conserva nos da una idea de las dimensiones de este.
Desde este punto, girándonos, tenemos una preciosa vista de la segunda cascada, pero casi no se aprecia por que la pared trasera tiene una blancura que se confunde con el agua.
Vamos abajo a verla mejor.

Desde las ruinas del Molí del Salt bajamos por su lateral hasta llegar a un rellano donde han construido unas barandillas para continuar el paseo. Debajo de ella se oye el rumor de una tercera cascada.
Pero ahora cruzamos el arroyo y retrocedemos hasta buscar el paraje con un pequeño "toll" o pozo de agua que invita al baño y sobre él cae ininterrumpidamente el salto de agua.
Hay libélulas revoloteando sin parar, que sobrevuelan la charca.

Hemos venido hasta este barranco de la Puça después de leer en el diario Información que después de 2 años había recuperado el agua, pero no pensábamos que podía haber un rincón tan espectacular tan cerca de Petrer. Precioso.

Después de las fotos, volvemos sobre nuestros pasos. La ruta bordea las enormes raíces de un enorme pino. En él hay un cartel que recuerda no dejen basura. Qué triste que haya que recomendar esto, y más triste es que habrá gente que no le haga ni caso. 
Y salimos hasta el tramo que está con barandillas, yendo por él a la derecha
Enseguida giramos a la izquierda para pararnos a contemplar con detenimiento las terceras cascadas.
Estamos al lado del Molí de la Pólvora. Éste no era para moler cereales sino que era utilizado para moler azufre. Quedan restos del polvorín que se utilizaba para ello.
 







Si retrocedemos, nos acercamos a un par de cascadas que se escurren por la pared musgosa. La lástima es que el sitio está invadido por la maleza. Necesita más mantenimiento para tener a raya los matorrales.
La vegetación que vamos encontrando en el barranco dels Molins va desde juncos, paleras, aliagas, zarzas, correhuelas, taráis, adelfas o baladres, pinos..., típica de la ribera de ríos.


Tenemos que volver a cruzar el riachuelo una vez más. Nos recuerda la excursión al Gor y sus interminables vadeos. Esta vez con algo menos de agua.
A continuación, una pasarela de madera nos aproxima hasta un pequeño merendero a los pies de un enorme pino. Una de sus ramas invita a columpiarse.
Bonito rincón para hacer una parada y recuperar fuerzas.
Continuando la marcha encontramos otro molino, el  Turco. En este sí que se puede ver bien los restos del “cup” (lagar) y la acequia. El resto del molino hay que imaginárselo, pero el tamaño de sus ruinas nos pueden dar una medida aproximada.
A la derecha del molino alzamos la mirada y encontramos cuevas y un gran arco natural creado por la erosión.
Debajo tenemos
un manantial de agua fría y una charca.



A partir de este punto la rambla se ensancha y enlaza con una carretera. Pensamos que será a la derecha, pero debemos retroceder. Es por el centro, por sendero. Perfecto.
Vamos a la vera del riachuelo y tenemos que vadearlo varias veces. La senda transcurre en su mayor parte a su derecha.
La sensación de encontrar un riachuelo y de que la ruta transcurra a su lado es de alegría. Pedimos muy poco, un cantarín río, para ser felices en la naturaleza.


El barranco se abre y llegamos al Molí del Pinxe. El enclave es muy  bonito.
El agua se ha desbordado y sale algo al camino.





Posteriormente, llegamos a la zona de L’Algoleja. Vemos muestras de arquitectura que podríamos llamar troglodita, por aquello de estar excavada en la tierra, en una zona de cierto desnivel. Son las Cuevas del Río. Casi todas están habitadas y mantienen una temperatura constante alrededor de 18º, tanto en verano como en invierno.


Vemos restos de las acequias que nos han acompañado durante gran parte del trayecto y que llevaban el agua desde un molino a otro, para moler los cereales y, a partir de ahí, hacer harina, ayudados por la fuerza del agua.


Saliendo a un lugar más abierto, seguimos paralelos a la carretera, pero por sendero.
Y nos sorprende la Canal de Ferro, acueducto modernista con el mismo fin que las acequias, utilizado para transportar el agua a los sitios donde haga falta.
Llegamos a una zona más urbanizada, con pequeñas casitas de campo y aqui enlazamos con una carretera. Dudamos si ir a la derecha. Volvemos por que continúa nuestra ruta por el centro.



 
 
Nos internamos en la rambla, un estrechamiento entre mucha vegetación. El fluir del agua nos lleva a los pies de los pilares de la autovía. Todavía observamos una cueva a nuestra derecha. Llegamos a Petrer. A la izquierda tenemos el castillo y la iglesia de San Bartolomé.



Por la calle paralela al río vamos avanzando girando hacia la derecha para vadear de nuevo el arroyo por un puente y desde este cogemos altura para tener vistas privilegiadas a Petrer, su castillo y el omnipresente Cid.
Últimos metros para llegar al centro comercial a su parte alta, solo nos resta descender una rampa para situarnos en el punto de inicio.
Esta ruta es para conocer una forma de vida de nuestros antepasados. La mejor manera de proteger y conservar nuestro patrimonio es conocerlo.

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